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EDP



El Modelo de Envejecimiento Digno y Positivo, EDP, plasma e invita a abordar el hecho del envejecimiento de la población desde la necesidad de replantearse la intervención ante este reto en base a principios, criterios y un objetivo clave: el fomento de un envejecimiento digno y positivo, más allá de lo que tradicionalmente se viene realizado con respuestas aisladas, parciales y “desde arriba”. Los datos internacionales y nacionales arrojan la realidad social a la que hacemos referencia. El sistema de atención se encuentra regulado y los servicios de cuidados que deben desarrollarlo también.

Pero, se considera necesaria la siguiente reflexión: ¿Cómo se debe hacer esta intervención? ¿Cuál es el objetivo de la misma? ¿En qué enfoque queremos basarnos? En este sentido, el cómo hacerlo, forma parte hasta el momento del criterio profesional así como de las directrices y metodología de las organizaciones que lo desarrollan, en el caso de que existan. Todo ello, nos ha motivado a realizar el planteamiento de cómo debemos y queremos cuidar; qué ejes de actuación (principios y criterios) seguir y poderlo compartir, mediante la construcción de un modelo fruto de la praxis en la intervención durante 20 años de experiencia.

Se plantea por tanto una oportunidad de desarrollo vital para las personas que envejecen (teniendo en cuenta la diversidad de posibilidades y circunstancias, es decir de la heterogeneidad de este proceso y diversidad de colectivos existentes) y un nuevo reto para los actores que debemos dar soluciones innovadoras y especializadas al mismo (envejecimiento positivo) que a su vez respete y mantenga derechos fundamentales (envejecimiento digno) y que tenga capacidad de adaptación a nuevos desafíos (progresivo). Para ello será clave tener en cuenta tanto a la persona como su ambiente (contexto vital, familia, etc.), desde la perspectiva de una praxis libre, equilibrada, simétrica y armónica que requiere tomar en cuenta tal volumen de factores.